Detectores de humo para tu hogar o negocio (sin complicaciones ni sustos innecesarios)
Elegir un detector de humo suena fácil… hasta que ves cuántos tipos existen. Pero no te preocupes: hoy vamos a desmenuzar el tema con claridad, para que sepas exactamente qué necesitas según tu espacio. Y como siempre, en ATF te ayudamos a elegir e instalar el adecuado sin tecnicismos ni dramas.
Antes que nada: ¿qué es un detector de humo?
Es un dispositivo electrónico que detecta humo o calor y activa una alarma para avisar del posible incendio. Algunos tienen solo una sirena interna. Otros, los buenos, están conectados a un sistema central que te avisa estés donde estés.
Porque seamos sinceros: si suena la alarma y no hay nadie en casa, de poco sirve. Por eso siempre recomendamos sistemas que te notifiquen en el momento, vía app o con aviso al centro de monitoreo.
Y si no sabes cuál es el mejor para ti, ya lo sabes: en ATF te lo encontramos.
Tipos de detectores de humo: ¿cuál es para ti?
Detector óptico (el clásico que nunca falla)
Funciona con una señal de luz que se interrumpe cuando hay humo. Ideal para incendios con humo denso (textiles, plásticos, madera…).
Puntuales: los más comunes en viviendas y hoteles
De rayo: para espacios amplios
Láser: superprecisos (ideal para oficinas o laboratorios)
Detector iónico (el que ve lo invisible)
Detecta cambios en la ionización del aire. Perfecto para fuegos con poco humo visible, como los causados por aceites, gases o químicos. Muy usado en industrias y almacenes.
Detector térmico (el que reacciona al calor)
No detecta humo. Se activa si la temperatura supera cierto límite. Perfecto para zonas con mucho polvo o vapor donde los detectores ópticos saltarían por error. Ejemplo: cocinas industriales.
Detector de radiación (nivel pro)
Detecta la radiación electromagnética de las llamas. Súper específico para zonas industriales de alto riesgo. No lo necesitas en tu salón, pero es clave para ciertos entornos.
¿Tienes dudas? En ATF te orientamos según tu espacio y nivel de riesgo.
Dónde colocarlos (y dónde no)
¡Importante! El humo sube. Siempre. Así que los detectores deben ir en el techo o parte alta de la pared. Nunca a la altura de enchufes ni sobre muebles.
Zonas clave:
En viviendas: pasillos, salones, dormitorios y cerca de la cocina (pero no justo encima del horno)
En negocios: almacenes, entradas, oficinas y cualquier sala con aparatos eléctricos
En garajes o cuartos técnicos: mejor usar detectores térmicos o de gas si hay riesgo de monóxido
Cobertura estándar: unos 60 m² por detector óptico. Pero puede variar según el tipo y la altura del techo.
Ventajas y errores frecuentes
Lo bueno:
Alerta temprana = más tiempo para actuar
Menos daños, menos pérdidas
Tranquilidad 24/7
Lo que debes evitar:
Elegir el tipo equivocado y tener falsas alarmas todo el día
No revisar las baterías (hazlo cada 6 meses)
Instalarlo mal (ni muy bajo ni cerca de extractores)
Con un buen asesoramiento, estos errores se evitan fácil. Y en ATF nos encargamos de eso (y de todo lo demás también).
Conclusión: protege lo que importa (sin volverte loco)
No todos los detectores son iguales, ni todas las viviendas o negocios tienen el mismo riesgo.
Por eso, si quieres asegurarte de elegir bien, instalar bien y que todo funcione cuando tenga que funcionar…
Asesoramos, instalamos y hacemos el mantenimiento. Para que tú puedas dormir tranquilo, con el detector bien colocado y funcionando como debe ser.